De Ramones y aprendizajes

Recuerdo que cuando publiqué la primera edición del libro "Educar jugando", a un mecenas llamado Ramón (no voy a poner apellidos) le llegó el libro tocado en las tapas debido al poco cuidado que pondría el servicio de Correos durante su transporte.  Nunca me lo dijo y si me enteré fue porque lo leí en un foro dónde Ramón observaba tal incidente.  Nada más leer su comentario le escribí un mensaje privado para decirle que si quería le enviaba otro libro, pero Ramón nunca me contestó.

Esta anécdota me sirve para abrir la entrada de hoy.  Quiero lanzar un mensaje de optimismo para todos aquellos que empezáis a publicar algo.  Esto de publicar tenéis que tomarlo como una carrera de fondo.  Igual el primer juego que publicáis no os sale tan bien como queríais.  Os criticarán: que si las ilustraciones no son buenas, que si los materiales dejan que desear, que si tardáis mucho en enviar el juego a los mecenas, que si las reglas no se comprenden, que si tenéis erratas... Aunque también hay personas que publican su primer juego y lo hacen perfecto.  Tu primer proyecto no indica que los futuros juegos vayan a ser igual de buenos o malos que los primeros.  Si es muy bueno no debéis bajar la guardia en el siguiente.  Si no es tan bueno como esperabais deberéis mejorar en el siguiente.  Pero si os gusta lo que hacéis nunca debéis dejar de hacerlo porque os critiquen o el proyecto no haya sido como esperabais.

Publicar no es fácil.  Ahora existen más herramientas que antes para hacerlo.  Hay asociaciones que ayudan a sus miembros, como Ludo y la futura asociación de autores de rol, existen aplicaciones para testear juegos online; todo esto facilita la creación y publicación de proyectos a los neófitos. Pero sigue teniendo su dificultad.  

La primera vez que publiqué no conocía ninguna imprenta, ni nadie me aconsejó ninguna.  No conocía diseñadores gráficos, no conocía ni era consciente de que un libro o un juego necesita que alguien lo corrija ortográficamente y le haga una corrección de estilo; pensaba "si yo no suelo cometer faltas de ortografía, será suficiente con que lo lea y ya está".  Pero no funciona así.  Y tampoco es que cuando publicas tu primer proyecto ya seas un experto en la materia.  Afirmar o pensar esto es tan absurdo como pensar que por hacer el amor una vez ya eres una persona experta en la materia.  De ahí mi afirmación de que publicar es una carrera de fondo.  Una carrera en la que unas veces lo harás mejor y otras peor, y a ser posible cada vez lo harás mejor.  

Se nota bastante cuando un proyecto es fruto de varias personas.  Esto suele facilitar el trabajo a todas ellas ya que se reparten el trabajo y es más difícil que se les escapen detalles.  Hay también personas que son muy detallistas y perfeccionistas cuyos trabajos son muy buenos, no importa que sea el primero o el décimo. Pero para la mayoría de los mortales que hacemos algo por primera vez, sin un aprendizaje previo, sin saber donde nos metemos, no es tan sencillo.

Recuerdo las palabras de Pedro Soto, un ilustrador muy reconocido en el ámbito de los juegos de mesa. Decía algo así como que él era ilustrador porque cuando empezó a dibujar en el colegio, no lo dejó y siguió haciéndolo hasta convertirlo en su profesión.  Con estas palabras Pedro nos da a entender que si él está ahí es porque ha puesto su empeño, su tiempo y su trabajo para conseguirlo.  Quizás no era el mejor ilustrador en su colegio, pero él no dejó de dibujar nunca.  Aprendió, mejoró, y desde hace muchos años se dedica a lo que más le gusta.  Es una carrera de fondo, como publicar.  Habría quien dibujaría muy bien de crío, pero hoy no se dedica a eso, por lo que no cuenta, no está aquí para poder valorar su trabajo.  De igual forma habrá muchas personas que opinarán y criticarán sobre vuestra labor, pero nunca estarán ahí, en el lado del editor, para saber de verdad lo fácil o difícil que es concluir un proyecto con éxito.  Sería similar a quien se sienta para ver un encuentro deportivo y solo protesta por lo mal que lo hacen las personas que están jugando.

Ramón se quedó con su libro "tocado".  Yo he ido aprendiendo y me siento un poco más editor a día de hoy.  Conozco imprentas, correctores, diseñadores gráficos, ilustradores... sé con quien puedo trabajar y sé lo que mis clientes esperan de mi.  Todo esto no ha llegado tras el primer proyecto, ni tras el segundo, ni siquiera tras el tercero, pero ha llegado.   Y hoy estoy contento de lo que tengo, de mi presente como editor y de los proyectos que consigo sacar gracias a las personas que los apoyan y saber que quien me apoya disfruta con ellos.

Mi mensaje final es que nunca llueve a gusto de todos y nunca dejaréis a todas las personas contentas, pero eso no debería nunca de impedir que sigáis creando y publicando.  Aprender es una de las partes más humanas de nuestra vida.


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