La importancia de llevarse bien con todo el mundo

Los años me han enseñado que no es bueno llevarse mal con nadie, aunque creas que no te va a influir nunca.  Viene esta frase hoy al blog porque el hobby del juego es un mundo muy pequeño, en el que todas las personas nos conocemos.  Cuándo alguien despunta un poco y comienza a ser conocido ya está en el punto de mira.

Lo ideal sería que todas las personas que se dedican a publicar, dibujar, diseñar, corregir, etc., se llevasen bien, o al menos que no se llevasen mal, pues nunca se sabe a quien vas a necesitar el día de mañana.  Pertenezco a la generación X, aquella que todavía hizo el servicio militar, y recuerdo una anécdota que me viene que ni pintada para esta entrada.  Cuándo estudiaba en el colegio había un grupo de niños que se dedicaban a hacer la vida imposible al resto de compañeros.  Lo que hoy llamaríamos bullying.  Uno de aquellos niños se llamaba Julián y conmigo se metió alguna que otra vez.  Pasaron los años y terminamos el colegio, crecimos, seguimos estudiando otras cosas, y nos tocó hacer la mili.  Cosas de la vida yo terminé como furriel de la policía aérea en un cuartel del ejército del aire.  Cuándo llevaba unos meses de servicio militar llegó al cuartel una nueva reclutada, y entre aquellos nuevos soldados estaban el Julián de mi colegio, aquel que hacía la vida imposible a sus compañeros.  Dio la casualidad de que estando yo de furriel una noche, un soldado que estaba de guardia se indispuso y hubo que buscarle un sustituto.  Lo normal era enviar a otro compañero de la misma reclutada, que ya llevase al menos unos meses en el ejército y supiese de que va la cosa, además de que así evitaría las siempre molestas bromas que hacían los soldados veteranos a los recién llegados.  Lo sentí mucho por Julián, pero al tercer día de llegar al cuartel, recién empezado el servicio militar como quien dice, le tocó hacer una guardia con soldados veteranos.  El joven me suplicó que no le enviase, pero no cedí.  Sabía que iba a pasar una mala guardia y que seguramente le harían alguna broma pesada, nada que fuese a lastimar su persona ni fuese a crearle un trauma para toda su vida, pero sí que se llevó una buena sorpresa, más cuando le dije que si lo enviaba a él era por el comportamiento que había tenido con sus compañeros en el colegio.

Sé que mi decisión fue algo dura, más si pensamos que Julián tenía entonces 19 años, y hacía 5 que habíamos terminado el colegio, tiempo más que suficiente para que él hubiese cambiado y ya no fuese el niño que se metía y reía de sus compañeros.  De hecho luego supe que formaba parte de un conocido equipo semi profesional de ciclismo de nuestra ciudad y también sé que a día de hoy, unos treinta años después, dirige una residencia de ancianos.

Aquella noche aprendí (creo que Julián también) que la vida puede convertir a los enemigos en personas que necesites, por muy débiles o insignificantes que puedan parecer.  Esto puede trasladarse a todos los ámbitos de la vida.  El crítico que pone hoy verdes a los editores puede mañana querer crear una editorial y verse solo, no querido por sus compañeros de profesión.  El autor que hoy pone verde a otros autores o editores puede mañana necesitar ayuda de ese autor al que faltó el respeto.  El ilustrador que habla mal a espaldas de una editorial o el editor que critica mal a un ilustrador pueden mañana necesitarse. Y más hoy que vivimos en una aldea global en la que todos estamos a un clic de poder ayudar al prójimo. 

En fin, volviendo al título de esta entrada, creo que es muy importante llevarse bien con todo el mundo. Sé que esto resulta muy complicado por no decir imposible, pero al menos evitar llevarse mal con otras personas que, a fin de cuentas, son compañeras de hobby e intentan hacer lo mismo que nosotros: crear, publicar, trabajar, y en definitiva, vivir.