De adjetivos en las redes, de números y de dichos de Napoleón

Recuerdo cuando era más joven que entre bromas con los amigos decíamos que todos éramos números ante la sociedad.  Nos referíamos a nuestro documento de identidad claro está.  En aquel entonces lo decíamos con un poco de incredulidad, como si aquello fuese una realidad mezclada con un poco de ciencia ficción, puede que sobre todo porque en los ochenta se estilaba mucho el cine de este estilo.  Y la verdad es que a día de hoy creo que estos comentarios que hacíamos hace años se han quedado cortos en cierto sentido, cambiando "números" por "adjetivos".  

Viene esta afirmación porque muchos de nosotros nos hemos vuelto simples adjetivos en las redes sociales.  Todo lo que gira alrededor nuestro, todo lo que hemos hecho a lo largo de nuestra vida, no significa nada cuando te etiquetan con un adjetivo.  No importa a quien ayudes, a quien ames, o que hagas en tu realidad diaria.  En las redes te cuelgan un sambenito y es lo que eres: esta persona (un editor o lo que prefiráis imaginar) paga mal a este corrector.   Este escritor es un machista por tal o cual cosa.  Esta bloguera es una "feminazi" por que argumenta tal o cual cosa, esta tienda (y su dueño por lo tanto) es muy tacaño porque hace ofertas de mierda... y así podríamos seguir durante horas.

Si a finales del siglo pasado éramos en nuestra mayoría simples números, a principios del siglo XXI somos adjetivos.  La verdad es que no sé que es peor.


Dejando de lado estos pensamientos que me vienen, y volviendo al mundo de los juegos, esta mañana escribiendo en un grupo de WhatsApp decía yo que me parece más fácil sacar con éxito un mecenazgo de juegos de mesa que de juegos de rol.  Me baso en que el número de aficionados de la primera es mucho mayor y además esta afición se vuelca mucho más con los creadores de contenido.  Cuando hablo de juegos de mesa suelo referirme a juegos de cartas, tablero, meeples... no a juegos de miniaturas.  Tengo observado que muchas personas compran un juego pensando en el rato tan entretenido que van a pasar jugando con él.  Mientras que los compradores de juegos de rol tienen presente también el grosor del papel, si los dibujos van en color o en blanco y  negro, si la tapa es dura o rústica y cosas así.  También tienen muy presente si el juego les va a gustar o no, claro está, pero creo que asocian el precio del juego de rol al número de páginas que lleva el libro o a la estética, mientras que muchas personas que compran juegos de mesa no tienen esto tan presente y sí que les importa más como se lo pasarán jugando con él o de hecho si el juego va a salir a mesa.

Claro que dicen que cada uno cuenta el circo como le va, y quizás otras personas opinen al contrario que yo, que el grueso de la afición rolera se mueve más y apoya más los mecenazgos que el grueso de la afición de los juegos de mesa.  En mi caso siempre me he sentido más arropado y he visto mayor apoyo en el ámbito de los juegos de mesa, aunque debo decir que las personas que me han ayudado en el mundo del rol lo han hecho de forma mucho más contundente y fuerte que en ningún otro ámbito.  Quiere esto decir que, en mi opinión, para mi ha sido más difícil, como conjunto, calar entre las personas roleras, y más fácil entre las aficionadas a los juegos de mesa, pero las personas roleras que en mi camino me han apoyado y ayudado, lo han hecho de corazón y sin ambigüedades, con todas sus consecuencias, con mayor coraje y amplitud.  Quizás haya sido esto porque en el ámbito de los juegos de mesa se da por sentado que existe mayor compañerismo entre autores, editores, jugadores, etc. 

Y volviendo al tema de los adjetivos, esta tarde me he enterado de que en una red social ya están poniéndoselos, y no muy positivos, a una editorial por lo que ha pagado a alguna de las personas que han trabajado con ellos en alguna ocasión.  Quiero suponer que todas aquellas personas que critican de mala manera esta actitud (la cual no sé si es cierta o no, pues eso es otro tema), serán personas impolutas en todos los aspectos y jamás habrán pecado de nada, de lo contrario se me antojarán más como el youtuber aquel que criticaba mecenazgos de juegos cuando él llevaba un retraso de quince meses en la entrega del suyo, al tiempo que presumía de ser una persona innovadora, rompedora y muchas otras "doras".  Y es que "adjetivizar" en las redes es muy fácil hoy día, pero a la hora de la verdad, pocas personas pueden demostrar con pruebas aquello de lo que están hablando. Ahora todos somos, en algún momento de nuestra vida, jueces, verdugos y víctimas.  

Y es que ya lo dijo Napoleón:

"El tonto tiene una gran ventaja sobre el hombre de espíritu: está siempre contento consigo mismo"


P.D. No sé si eso lo dijo Napoleón.  Lo he sacado de las redes.

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